lunes, 19 de mayo de 2014

El estoicismo.
La filosofía estoica intenta responder al mismo problema que el epicureísmo, con el cual tiene más de un punto de contacto: cómo conseguir la felicidad en un mundo que se derrumba. Y su respuesta tuvo una enorme proyección histórica. Desde su creador, Zenón de Citio (336-264 a.C.) el estoicismo tuvo seguidores en Grecia durante dos siglos más y penetró en la filosofía del Imperio Romano, con autores tan importantes como Séneca, Epicteto y Marco Aurelio, influyendo también en el cristianismo naciente. Aunque tuvo diversos enfoques en todo ese tiempo, siempre conservó un principio fundamental: la felicidad se consigue viviendo conforme a la naturaleza, y esa naturaleza es el universo entero, que está regido por el logos o razón universal.
Se trata de integrarnos en la armonía del universo, cosa que solo la sabiduría puede lograr. La virtud estoica consistirá, por consiguiente, en adecuar nuestra razón a la razón del universo, que está penetrado por semillas racionales que dirigen todo lo que sucede. Se trata de lo que podemos llamar una especie de panteísmo: no es que exista un dios que dirige el universo, sino que el mismo universo es dios. Todo lo que sucede necesariamente debe suceder y el sabio debe aceptar esa necesidad con serenidad y sin turbación de su alma: es la apatía estoica. Una frase de Séneca resume esta actitud del sabio: “el destino conduce al que quiere y arrastra al que no quiere”. El destino siempre va a cumplirse: la diferencia para el hombre consiste en resistirse a él, lo cual nos provoca más sufrimiento, o aceptarlo de buena gana, lo cual nos trae felicidad.
Lo cual no significa mera resignación o pasividad. El sabio estoico se integra en el mundo, inclusive en la actividad política (Séneca fue preceptor del emperador Nerón), pero sabiendo que su razón individual está en función de una racionalidad que impregna el universo entero y con la cual debe armonizar su vida. Nada de lo que le suceda será fruto del azar y por lo tanto no existe el mal propiamente dicho: lo que nosotros consideramos negativo no es más que el resultado de nuestra ignorancia, puesto que no podemos comprender cómo se integra ese fragmento de nuestra vida en la razón del universo.

Además de la ética, los estoicos hicieron importantes aportaciones en lógica y teoría del conocimiento, que sentaron las bases de los estudios futuros de gramática.

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